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Todos se preguntaban ¿cómo logré educar a mi perro?..... si al principio ni yo creía que fuera posible.

¿Tu perro te ignora, ladra sin parar o tira de la correa?

Si tienes la sensación de que tu perro es quien lleva las riendas en casa, no estás solo.

Hace 6 meses, mi perro tiraba de la correa como si quisiera arrastrarme al otro lado del mundo.

Ahora no.

Entiendo que esta historia puede no interesarte mucho. Pero si alguna vez has sentido que tu perro esta descontrolado, quizás quieras seguir leyendo.

Verás, no soy entrenador profesional ni tengo un título en comportamiento animal. Soy solo alguien común que, como tú, crio un perro lleno de problemas.

Rocky, mi perro:

jalaba la correa como si quisiera arrastrarme hasta otro continente.
Destrozaba todo en cuanto me daba la vuelta.
Ladraba a todo lo que se movía: niños, bicicletas, hojas... nada se salvaba.
Orinaba y cagaba donde le daba la gana, como si las reglas no existieran.

Pero lo peor, lo que más me aterraba, era esta pregunta constante en mi cabeza:

¿Y si un día muerde a alguien?

Como te dije: un completo desastre. Y yo sin saber qué hacer.

LUEGO, Descubrí algo que cambió todo.

Estaba cometiendo 4 errores garrafales con la educación de mi perro, y lo peor es que los hacía sin siquiera darme cuenta.

Era muy permisivo. Le dejaba hacer de todo. Básicamente, cada cosa que hacía me daba risa, no ponía límites y jamás lo corregía.
No le permitía socializar con otros perros. Tenía miedo de que otro perro pudiera lastimarlo, así que evitaba cualquier contacto.
Fomentaba el miedo en mi perro, Cada vez que algo lo asustaba o pasaba algo inesperado, lo cargaba en brazos como si fuera un bebé, en lugar de dejar que enfrentara la situación.
No lo socializaba con niños. Tenía miedo de que pudiera morderlos, así que cada vez que un niño se acercaba, yo alejaba a mi perro rápidamente, reforzando su inseguridad.

¿QUÉ FUE LO QUE HICE?

No fue gritarle, ni castigarlo, mucho menos tratarlo como un bebé mimado.

FUE APRENDER A LIDERAR.

Esa habilidad no me hace especial.

Pero puede hacer que tu perro pase de ignorarte a obedecerte, y que los paseos sean un placer en lugar de una lucha constante.

Y, honestamente, puede que pienses que no tienes tiempo para arreglar esto.

Pero aquí te va una verdad que nadie te dice:

No necesitas horas de entrenamiento. Solo necesitas 10 minutos al día.

Esos pequeños minutos, bien aprovechados, pueden ser la diferencia entre vivir frustrado con tu perro o tener una relación tranquila y equilibrada.

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